Las Guacamayas


Tzinil, preparándose para la llegada de turismo de aventura

miércoles, 19 de diciembre de 2007





La zona donde se ubica el ejido de Tzinil, municipio de Socoltenango, tiene atractivos turísticos, hasta ahora sin explotarse.

Se trata de una región cavernosa, con grutas y simas de belleza increíble, y vale la pena visitarla.

Nada como caminar en un ambiente natural, respirando aire limpio, rodeado de vegetación tropical, en un clima semicalido, en un paseo familiar, rompiendo la rutina cotidiana.

La gruta principal es la Cueva del Rayo, llena de laberintos en todos lados, pero ¿por qué desperdiciar la oportunidad de caminar en las otras grutas, de echar a andar la imaginación ante las distintas escenas que ofrecen las figuras caprichosas de piedra?

Cierto, hay que tomar algunas precauciones para no perderse al interior de las cavernas.

Quizá llevar una cuerda de varios metros de largo que puede ser útil para distintas necesidades, pero también para no tomar otro camino en el regreso. Porque ese es lo que puede pasar, e inclusive entrar en unas grutas y salir en otra, y desorientarse durante algún rato.

Luego, al salir, cabe muy bien hacer la fogata entre todos y prepararse unas carnitas o, si lo prefieren, un delicioso caldo de gallina que alguna vecina de Tzinil puede preparar en casa y llevarlo a una hora determinada.

Sin embargo el gobierno municipal y del estado deberán tomar otras precauciones, porque un lugar así suele ser visitado por aficionados a la espeleología o simples curiosos que pueden aprovechar la ocasión de los resos a San Miguel, el santo hecho de piedra que trae las lluvias cuando éstas se tardan, y meterse hasta las partes mas recónditas, corriendo riesgos innecesarios.

De otro modo un día de tantos se puede tener ahí la noticia de alguien atrapado por el desgajamiento derivado de algún ruido o movimiento brusco, o inclusive el acomodamiento de la corteza terrestre.

Especialistas en la materia deben acudir a estudiar todas y cada una de las grutas para determinar cuales representan algún peligro o riesgo.

También determinar hasta dónde el paseante pude llegar, restringiendo la entrada de aquellas partes que consideren pertinente.

En ocasión de nuestra visita a la Cueva del Rayo pudimos constatar que algunas partes de la cueva pueden sufrir desgajamientos, uno podía rascar con las uñas y observar cómo pequeñas rocas caían al piso con mucha facilidad.

En otras partes, enormes estalagmitas y estalactitas parecieran haber decidido acabar con el miedo de los visitantes, y se convirtieron en poderosas columnas que sostienen la caverna como tal, a prueba de movimientos telúricos. Pero más vale que sea un especialista quien lo diga.

Tzinil, con grandes necesidades, pero preparado para recibir al turista

Tzinil es un ejido donde la gente, alrededor de mil, vive como la mayoría de los chiapanecos: con grandes carencias.

La principal, por ahora, es el agua. No la tienen, mujeres y hombres tienen que recorrer largas distancias para ir a sacar agua de un pozo. Eso o morir.

Sin embargo, tratándose de gente honrada y trabajadora, además de emprendedora, seguramente en los próximos meses tendrán una respuesta favorable de su presidente municipal y de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS), ante quienes solicitan la instalación del servicio.

Por ahora están prestos para apoyar al turista con sus caballos, para quien no quiera ir caminando hasta la zona de las grutas y simas del lugar. Una hora de ir a caballo es un lujo que no cualquier citadino se puede dar, hay que llegar a Chiapas, primero a la capital, Tuxtla Gutiérrez, luego a San Cristóbal, tomar la carretera a Comitán, luego a Tzimol y 15 minutos despúes se encuentra el entronque carretero a Socoltenango.

Si lo prefiere, puede ir a pie, con el apoyo de algún guía de la comunidad, de los cuales hay suficientes. Caminar es buen deporte, y hacerlo en el campo lo es mucho más, porque el aire está limpio de contaminantes.

De la misma manera, puede solicitar en el poblado que le preparen un caldo de gallina de rancho y que se lo lleven hasta las grutas, con tortillas hechas a mano, o bien regresar a comer en la casa donde contrató el servicio.

Retos para el ayuntamiento...

Al ayuntamiento de Socoltenango le corresponderá elaborar el proyecto de turismo alternativo, y gestionar ante la Secretaría de Turismo del Estado la inversión de importantes recursos para facilitarle el acceso al turista nacional e internacional.

Primero será la pavimentación de la carretera de la cabecera municipal de Socoltenango a Tzinil.

Luego, construir un camino o brecha para llegar en mejores condiciones, y sin tener que pasar alambradas de los terrenos ejidales.

Una acción más será la delimitación de las hectáreas que sean necesarias, justo ahí donde se encuentran las grutas, cuevas y simas, que los hay en gran cantidad.

Ya en las grutas y simas la Secretaría de Turismo deberá llevar especialistas que delimiten las áreas que no representen peligro alguno para las o los paseantes.

Aún más, deberán construir andadores, alrededor de las grutas y dentro de éstas, para que puedan apreciarlas niños, adultos mayores y por supuesto la juventud, caminando con comodidad y seguridad.

Por supuesto deberá construirse cerca de las grutas algún comedor, donde el visitante pueda solicitar alimentos y bebidas refrescantes, además de lámparas de mano, lazos y hamacas para el descanso.

Milagrosa Cueva del Rayo, en Socoltenango

lunes, 17 de diciembre de 2007




Socoltenango, Chiapas.- En Tzinil, municipio de Socoltenango, está la Cueva del Rayo, hasta donde los pobladores de la región de Copanahuastla acuden a rezar cada vez que los sembradíos corren el riesgo de perderse ante la ausencia de lluvias.

Con rezos y cánticos, frente a una roca hecha a base de sedimentos, cargados de fe imploran a quien consideran el milagroso San Miguel, para que haga llover y no se pierdan las cosechas de maíz, frijol, caña, entre otros.

Frente al Santo de piedra tienen colocada una cruz y veladoras, y ahí se acomodan, después de una romería que inicia, a pie, desde la cabecera municipal de Socoltenango, para implorar el arribo inmediato de nubes cargadas de lluvia.

Son alrededor de 50 personas que llegan en procesión, quienes primero pasan a la ermita de Tzinil a rezar, para esperar la llegada de más seguidores.

El rezo es encabezado por mujeres, quienes hacen el recorrido de 12 kilómetros a pie, primero de Socoltenango a Tzinil, en camino de terracería no mayor a 8 kilómetros, y luego de las oraciones en la ermita hacen otros cuatro kilómetros, caminando al principio en brechas donde ya no pasan vehículos, y posteriormente cruzando cercas y alambrados de al menos diez ejidatarios, cuyos terrenos están dedicados al cultivo de maíz, frijol o ganado.

En algunos casos no se observan caminos de ningún tipo, sólo matorrales, y lejos, una arboleda de selva baja que vale la pena reforzar para aumentar la belleza del lugar.

Después de los rezos la gente regresa a las comunidades, a esperar junto a la familia, la lluvia, que generalmente, dicen ellos, cae al día siguiente.

Lo cierto es que la Cueva del Rayo es una majestuosa caverna con múltiples ramales, con cientos, quizá miles de escondrijos de distintas profundidades y longitudes.

La entrada se parece a los pilares de la iglesia de Venustiano Carranza y en algún lado, no se sabe dónde, aparece un letrero que debe de decir "Vita Rayo", pero que el guía ni el reportero encuentra por ninguna parte, aunque bien puede tratarse de algún complejo de estalactitas o estalagmitas caprichosas, de las miles que existen en estas grutas encantadoras.

También puede tratarse de una más de las decenas de leyendas que se escuchan en torno a estas grutas que en algunas partes de la Cueva del Rayo, la principal, alcanza unos 2

0 metros de alto, de ancho uno 40 metros y de largo unos 400, aunque para los más curiosos y avezados la distancia puede ser mayor, aunque ya transitarla resulta más complicado, debido a que se va reduciendo la altura y lo ancho.

Otra leyenda contada mil y una veces es que de esta serie de laberintos que integran esta gruta nada se puede sacar, o al menos no se debe, porque a toda persona que se arriesgue el dueño de la cueva, el rayo o el chamuco, lo hace volver sobre sus pasos, para regresar lo que se llevó.

"No sirve sacar nada de la cueva, porque la gente ya no puede estar tranquila en su casa, hasta regresar a este lugar y depositar aquello que se llevó, sea una estalagmita, estalactita, un tepalcate o una obsidiana, de lo cual abunda mucho aquí", explica René Consta

ntino Burguete, nuestro guía y compadre.

Él mismo relata que los pobladores de Tzinil y de Socoltenango cuentan que algunas personas han visto que de la cueva donde reposa San Miguel petrificado sale humo, explicándose el fenómeno porque precisamente se trata de la Cueva del Rayo.

Otra historia increíble es que en una de tantas simas de las muchas que existen en esta zona cavernosa existe una fosa en cuyo fondo aparece un enorme túnel que comunica a lugares desconocidos, pero que a la fecha no es localizable.

Otras historias que van de boca en boca, mucho menos surrealista, es que estas cavernas, en especial la enorme Cueva del Rayo, sirvieron de escondite en la época de la guerra de independencia y revolución mexicana, para proteger a la familia, motivo por el cual aparecen restos de ollas por doquier.

La comitiva expedicionaria…

De nuestros acompañantes, Don Rodolfo Said Gordillo Nájera, decidió no hace

r la caminata o media romería que los demás hicimos, porque a sus casi 90 años calculó que era más prudente conocer el pueblito de Tzinil, con sus chipokchis de intenso amarillo y algunas que otras pascuas, así como las casas de bajareque, adobe y láminas, y algunas de material más consistente, cuyos habitantes, más de mil, producen maíz, frijol, calabaza, café, ganado, entre otros.

Mientras, René Constantino, Carlos Argueta Álvarez, Mario Méndez Robles, Carlos Méndez López y este reportero nos fuimos a espantar los venados, conejos, tlacuaches, zorrillos, armadillos, debajo de los árboles de roble, taray, pajulul, quebrache, cedro, guanacaste, de cuyas ramas no vimos muchas palomas patojonas, culactés, pero sí murciélagos, a uno de los cuales el oportuno Eliseo Cruz Mejía le tomó una foto.

Todo lo demás parece mágico. Las escenas surrealistas que aparecen a la vista avivan la imaginación, y le hacen ver al visitante las figuras de fantasmas que aparecen como vigías que no duermen, justo a la entrada, o pasteles con chantilly derritiéndose por el cálido clima; amén de coloridas cuevas con tonos diversos de rojo, amarillo, verde, azul o café; y, claro, la figura del Sagrado San Miguel a quien en el mes de mayo se le rinde pleitesía para que traiga la lluvia.

Nuestros guías nos dijeron que entre otros animales en este lugar se encuentran culebras ratoneras, corales, cascabeles, entre otras, pero no hallamos ninguna, en ningún lado. Lo que sí nos mostraron fueron las laberínticas cuevas, en algunos de cuyos tramos encontramos alturas de 30 ó 20 metros, luego diez, cinco, tres, uno, e inclusive largas cuevas donde hay que pasar caminando de "patito" o de plano arrastrándose.

Eso sí, nos dimos una comilona terrible que incluyó camarones al mojo de ajo, carnitas azadas de res, ensalada, tortillas recalentadas en la braza, salsa de tomate asado con chile, cebolla y cilantro, y las infaltables bebidas refrescantes, debajo de un alto árbol de cedro, donde Sari Cruz Mejía, su hija Deni Ángel Cruz, la comadre Yolanda Sosa Muñoz y sus hijas Briggit y Diana Joselín Constantino Sosa jugaron a la comidita, preparando los sagrados alimentos.

SOCOLTENANGO: ARTE, HISTORIA Y NATURALEZA

domingo, 2 de diciembre de 2007




Ir a Socoltenango es una experiencia gratificante.

Es la típica provincia, en cuyas calles y avenidas caminar de la mano mamá, papá e hijos aún es posible.

Si se desea, la niña o el niño pueden ir retozando en las calles, o manejando la bicicleta, mientras sus progenitores arreglan el mundo o su mundo, hacen planes para el futuro o para el mismo día.

Las calles y avenidas están despejadas. De vez en cuando pasa algún automotor, a velocidad moderada, y el conductor aún tiene tiempo para levantar la mano para saludar o decir adiós.

La "Población de los Cántaros Fortificada", significado toponímico de Socoltenango, disfruta de un clima delicioso, predominantemente semicálido, con lluvias en verano, con una vegetación de selva baja en todo su derredor.

Al medio día los socoltecos no sienten ni mucho calor, ni frío, pues están ubicados a una altura de 860 metros sobre el nivel de mar.

Pero por si acaso un arroyo, aún de aguas limpias y transparentes, cruza toda la ciudad, donde el que así lo desee puede refrescarse mojando la cabeza o zambullir los pies, e inclusive jugar a las camisas mojadas.



Las calles y avenidas ya cuentan con señalización vial, con flechas rojas y negras para señalar alto y preferencia, pero ni siquiera es necesario respetar el sentido de las mismas, porque ni transitan muchos carros ni tienen agentes de vialidad; no es necesario.

Nadie parece tener prisa en Socoltenango y menos los Guillén Constantino, quienes mantienen viva la tradición musical de la familia, que ha venido de abuelos a padres, de éstos a hijos, a los nietos.

Hasta ahí llegamos a comprar unas frutas, para pasarla mejor, y la sorpresa fue encontrarnos a un pequeño niño de escasos 7 años, parado sobre una caja de plástico, para alcanzar a tocar su marimba.

Se llama Juan Fernando Guillén Constantino, hijo de María Candelaria y Fernando, sus amorosos padres. Y orgullos también, claro está, de tener a un joven artista de gran sensibilidad.

Hace 6 meses su padre aceptó compartir con él su apego por esta música folklórica, y el joven, sin duda, habrá de continuar el gusto musical que viene de su bisabuelo Isauro Guillén, quien la transmitió a Fortino Guillén Maldonado, luego éste a Fernando, éste a su vez a Juan Fernando y quién sabe quién más, en su oportunidad, habrá de continuar con esta tradición familiar de los Guillén, retransmitida por el hoy estudiante de primaria, de escasos 7 años.

Pequeño como está, Juan Fernando requiere, pues, de esa caja de plástico, en color azul, que un día sirvió para empacar leche lala y que hoy no se mueve del lugar que tiene asignado frente a la marimba, para que el joven músico pueda alcanzar a percutir las teclas de hormiguillo, cedro o ciprés con las dos baquetas que tiene en sus manos.

Él toca con sus baquetas la primera voz de la melodía, y esta vez nos regala, con su papá (quien se ubica a su izquierda para tocar al centro el acorde), aquella pieza de Don Herminisendo Paniagua denominada "Camino de San Cristóbal", que algún día los chiapanecos (y las chiapanecas más) escuchamos en aquel disco conocido como "Aires de Ixtapa Soyaló".


Después de nuestros aplausos tocan "El Sapo" y "Las Chiapanecas", para luego tomarse las fotos del recuerdo, junto a estos dos músicos socoltecos, quienes han tenido ya actuaciones en el parque central del lugar.

Obviamente al niño Juan Fernando Guillén Constantino le tocará un largo camino de aprendizajes, porque en seis meses nadie domina a plenitud un instrumento musical, y aún después de 6 años siempre hay algo que aprender o mejorar, además de que la tradición familiar implica tocar también el saxofón, el teclado, el bajo eléctrico, entre otros.

Así que ir a Socoltenango no sólo implica disfrutar el increíble "Velo de Novia", esa cascada natural de más de 70 metros de altura, ni sólo admirar la majestuosa Iglesia Dominica "Copanahuastla", allá en La Candelaria, o los vestigios arqueológicos del rancho El Molino, o "El Ojo de Agua" donde la familia completa puede darse sus chapuzones y preparar en una fogata las carnitas y acompañarlas de aguas naturales o cervezas

Es también recordar a Don Límbano Vidal Mazariegos o ver tocar al niño de 7 años de edad, Juan Fernando Guillén Constantino, cuyos padres, abuelos y bisabuelos han tocado en la Marimba Orquesta El Águila de Chiapas, precisamente de los hermanos Vidal.

Las Grutas de Teopisca, Chiapas

martes, 27 de noviembre de 2007



A unos minutos de la cabecera municipal de Teopisca, Chiapas, México, se encuentran las Grutas de Teopisca, llamadas, por algunos, Las Grutas del Obispo.

Tiene una amplia entrada, llamativa, a la vista del viajero. Descubrirla no fue lo más difícil.

Se encuentra rodeada de árboles, entre especies de pino, encino, ciprés, entre otra gran cantidad de árboles.

El misterio se abre al entrar, la profundidad y formaciones rocosas parecieran remitirnos a lo desconocido. No es común estar frente a cuevas de este tipo.



Sin embargo a los ojos del visitante aparecen dos pequeñas escalinatas, como para ir entrando en confianza. Al menos nos da una certeza: antes que nosotros ya han entrado al lugar otras personas.

Pero al fondo sigue el misterio, se escucha la presencia de una variedad de aves, que revolotean al avavzar el paseante, no se sabe si para darle la bienvenida, o para decirle que no desean la presencia de intruso alguno. Bueno, ni intrusas.

Es una gran cueva, una sima, con una galería de figuras caprichosas: “el trono maya”, “el camello”, “la serpiente”, entre otras.




En medio pareciera estar esperando al paseante un tipo silencioso, pétreo, de una estalagmita que lleva siglos ahí, en proceso de formación, gracias al agua que se filtra a través de fisuras de la cueva y se abre paso, descendiendo hasta el piso con una importante cantidad de las sales minerales.

Obviamente la presencia del agua se da gracias a la influencia benefactora del bosque de coníferas, con solvente presencia en el lugar; en la medida en que éstos vayan perdiéndose la cueva dejará de formar esas extrañas figuras que ahora sorprenden toda lógica humana.

Y, casi siempre, en el cenit de una estalagmita aparece una estalactita, en permanente crecimiento.

Nacen de una misma gota, o de un mismo gotero. Una crece hacia arriba, la otra hacia abajo, como deseando el encuentro.


Cuando las dos formaciones se tocan entre sí se da aparece una figura nueva, se trata de una columna de extraña forma, que sigue creciendo, ahora a los lados, como engordando.

En Las Grutas de Teopisca hay estalagmitas de uno, dos y tres metros; algunas, convertidas ya en grandes pilares, tienen una longitud de uno o dos metros.

La Altitud de la cueva es de aproximadamente unos 20 metros; avanzar requiere de mucha precaución, nadie sabe a ciencia cierta qué se puede encontrar el pie en el camino. Tampoco puede predecirse a donde alcanza la profundidad; el eco se hace presente, avanzar sin lámpara es difícil, mientras más se avanza hacia adentro la visibilidad se va haciendo menos, después imposible.

El murciélago pareciera asechar, los hay frugívoros y nectarívoros, también cangrejos y lagartijas, entre la diversa fauna que encuentra ahí su mejor refugio.



De preferencia hay que llevar una lámpara, de carburo o eléctrica, también un casco, botas.

Esta vez el reportero sólo fue acompañado de sus hijos, Eduardo y Deni, quienes debieron quedarse a mitad del camino, para no exponerlos.

Avanzar a profundidades mayores hubiera requerido de mejor equipamiento, el apoyo de algún espeleólogo.

Al turista se le recomienda acudir en compañía de algún lugareño, conocedor del lugar, para mayor seguridad.

El lugar sigue siendo bello, fresco, arbolado.

Vale la pena conocerlo.

LAS GRUTAS DE ARCOTON

miércoles, 14 de noviembre de 2007


Comitán, Chis.- En el ejido Artículo 27, municipio de Las Margaritas, a 35 kilómetros de Comitán, a poco más de media hora de viaje en automóvil, están las increíbles Grutas de Arcotón, palabra que resulta de la mezcla de una palabra en español (arco) y otra en tojolabal (ton, piedra): arco de piedra.


Es una serie de fantásticas grutas naturales, producidas quizá por el agua que un día cruzaron por la zona en forma de río subterráneo, hoy ante la vista del turista que desee visitar el lugar y practicar la espeleología, o simplemente caminar por las áreas más accesibles, admirando las miríadas de estalactitas en proceso de formación.


En la zona protegida, delimitada por un enmallado que circunda una gran cantidad de árboles propios de los bosques de coníferas, en alrededor de tres hectáreas de terreno, el paseante disfruta de esa vegetación y, obviamente, puede penetrar a la profundidad de cada una de las cuevas, caminando los 50, 100 ó 150 metros por los senderos que ofrecen las mismas cavernas.



Podrá hacerlo acompañado del guía de la comunidad, Don Jorge Jiménez Vázquez, quien durante el recorrido hace la explicación de las zonas que representen alguna dosis de peligro, del proceso de formación de las estalactitas y estalagmitas, así como de cada una de las figuras caprichosas que cobran su forma a los largo de los años y como resultado de la sedimentación de diversos elementos.

Pero, si lo prefiere, baso su cuenta y riesgo, tomando las debidas precauciones y con los equipos más idóneos, puede continuar avanzando.




Los misterios…


Los pobladores del lugar no saben, a ciencia cierta, donde una gruta termina o donde comunica con otra.
Tampoco saben qué profundidad alcanza cada una de las cuevas y si tiene caídas o simas sólo conquistables para los espeleólogos más experimentados y mejor equipados.

Pero sí saben que tienen un lugar con enorme potencial turístico, porque la gente que ha acudido a visitar el lugar ha salido gratamente impresionada.


También que tienen un lugar con enorme potencial turístico, porque la gente que ha acudido a visitar el lugar ha salido gratamente impresionada.


De hecho, se sabe, mucha gente ha acudido al lugar desde mucho antes de haberse dado a conocer al público el lugar, cuando los cazadores con sus perros descubrían, impotentes, que el animal de caza se había metido en alguna de esas grutas y que, sencillamente, era imposible alcanzarlos en esas profundidades.


También se cuenta que estas mismas cuevas han servido, en otras ocasiones, también remotas, para organizar ahí ceremonias o bailes, con un tocadiscos o grabadora, ya que las grutas cuentan con amplios salones, algunos de los cuales se comunican entre sí.



La ruta para llegar…




Para llegar a las Grutas de Arcotón primero se debe pasar por Comitán, luego encaminarse al municipio de Las Margaritas, tomar una carretera recientemente pavimentada y cruzar los poblados de Progreso, Francisco I. Madero y luego, a escasos 15 kilómetros de la cabecera municipal, el ejido Artículo 27, habitada por gente pacífica.



De hecho, ahora los habitantes del lugar han descubierto que la zona de las grutas es mucho mayor a las tres hectáreas que tienen bajo su protección y responsabilidad, pues al exterior del enmallado perimetral hay varias grutas más, esperando la mano del hombre para su protección, cuidado y explotación turística.

Por ahora no se puede decirle al lector la longitud total de estas cuevas, dice Don Jorge, porque más allá de las grutas iluminadas sigue la cueva, y no se ha podido llegar al final.

Laberinto de cuevas…

El guía dice también que todo el lugar de las Grutas de Arcotón es un gran laberinto de cuevas.

“Gracias a la gran cantidad de humedad que permanece en el lugar, ante tanta vegetación, además de las lluvias que atraen los árboles, ahora estas cuevas cuentan con miles de estalactitas, estalagmitas, columnas y pilares estalagmíticos, de diversos tamaños”, explica.

Don Jorge dice también que las concreciones calcáreas se forman por la filtración de agua, luego de muchos años del llamado ciclo cárstico o proceso de formación de las cuevas

Agrega que son los bosques quienes hacen posible reunir la humedad necesaria que luego escurre hasta las cuevas, transportando carbonato de calcio y sales minerales contenidas que encuentra a su paso, elementos que se sedimentan y llegan a formar las distintas concreciones calcáreas: estalactitas y estalagmitas.

Espeleólogo comiteco…

Por su parte, Zenaido Ortega Chavarría, integrante del Grupo Alpino Espeleológico y Salvamento de Comitán, quien ha visitado el lugar en reiteradas ocasiones, precisa que en zonas de las cuevas más profundas, donde hay muy poca circulación de oxigeno, se forman concreciones calcáreas conocidas como aragonitas, las cuales desafían a la gravedad, conformando especies de ramas de árboles.
Agrega que también se forman las llamadas perlas de caverna, gotas que se van haciendo bolitas tipo canicas o piedras redondas, además de encontrar en estos lugares murciélagos frugívoros o nectarívoros, lagartijas, cangrejos, entre otros.




Indica que es correcto delimitar las zonas abiertas a todo público y las que deben estar restringidas a quienes pueden realizar descensos o ascensos más complicados, como los realizados por los espeleólogos.

El espeleólogo lleva consigo su sistema de iluminación con lámparas de carburo y eléctricas, llevar un casco, ropa de overol, botas, cuerdas estáticas trenzadas, arnés, mosquetones, entre otros equipos para poder penetrar a las cuevas más largas o con grandes simas”, explicó.

Los retos…

Uno de los primeros retos de la comunidad Artículo 27 será organizarse para promover el lugar, cuidarlo, protegerlo y explotarlo turísticamente.



Tienen que asumir el Proyecto Grutas de Arcotón como suyo, propio, para bien de la humanidad.

Así lo sostiene Don Jorge Jiménez Vázquez, por ahora su principal promotor.

Por supuesto, agrega, cuidar la arboleda que circunda e inunda los cerros cercanos, para que siga persistiendo el mismo grado de humedad en la zona de las grutas y continúe la conformación de las concreciones calcáreas, que tan buena vista dan.

También, ampliar la zona delimitada para no desproteger las demás grutas, y a todas, unas diez cavernas en total, delimitarles la zona donde los paseantes van a caminar, para no destruir las estalactitas, estalagmitas, velos de novia, pilares y demás



Y, obviamente, estar en condiciones de ofrecer los servicios elementales de agua, baños limpios, mejores accesos, restaurante, aguas frescas, entre otros.

En Lagunas de Colón más de 200 hectáreas de lagunas, ríos, cascadas y un pasado maya

lunes, 5 de noviembre de 2007



La Trinitaria, Chiapas.- Un total de 44 lagunas de colores, seis ríos y dos cascadas, con una gran variedad de fauna silvestre y árboles de maderas preciosas con frescas sombras es el “edén prometido” que Dios hizo realidad a los habitantes del ejido Cristóbal Colón, responsables del proyecto ecoturístico Lagunas de Colón, ubicado en el municipio de La Trinitaria.

Con increíbles riquezas naturales, el lugar se ubica a 11 kilómetros de la Carretera Internacional 190, tramo Comitán-Ciudad Cuauhtémoc, a la altura del Puente Chamic, que divide a los municipios de La Trinitaria y Frontera Comalapa.

El turista, al arribar, encuentra, en primer lugar, un riachuelo que debe cruzar, en vehículo o a pie, para alcanzar la primera laguna, conocida con el nombre de “Linda Vista”, en donde puede practicar la natación, clavados, buceo, viaje en lancha, y otra diversidad de actividades.

Al lado, rodeando ésta y otras lagunas y ríos, están disponibles 28 palapas, andadores y caminos rústicos, adecuados para la práctica del senderismo.

Sin embargo no es lo único. En realidad el ejido Cristóbal Colón, donde habitan 32 ejidatarios y 38 avecindados con sus respectivas familias, en un espacio de 7 calles y avenidas pintorescas, tiene un total de 350 hectáreas de terrenos, pero de ellas sólo 82 destinados a la labor agropecuaria, ya que todo lo demás son ríos, arroyos y lagunas, además de algunas áreas pantanosas,

Es decir, más del 75 por ciento de su territorio se compone de ríos y lagunas para disfrute del mundo, donde también se encuentran, por su exuberante y tropical vegetación, animales como el cocodrilo, lagarto, venado, tepezcuintle, armadillo, mapache, conejos, zorrillo, mansas ardillas, además de aves como la chachalaca, urraca, pijijis, palomas, zanate, y en el río millones de mojarras, macabíes, carpas, tilapias, cangrejos y caracoles.

Lagunas con una historia que contar…

Por si fuera poco, cada una de las 44 lagunas de colores tiene su propio nombre e historia, procedentes, en su mayoría, del Parque Nacional Lagunas de Montebello.


Así está la laguna “Gracias a Dios” con sus lanchas; “Volver a Ver”, convertida en paso obligatorio de ida y vuelta; “Solución”, de donde los habitantes de Cristóbal Colón toman su agua para consumo humano y sembradíos; “Las Garzas”, en donde, a partir de las 6 de la tarde, llegan cientos de aves de esta especie a descansar, y se van cuando el sol comienza a arribar al día siguiente y “Unión Extranjera”, porque sirve de línea limítrofe entre México y Guatemala.

También aparece a la vista la laguna “Jesús María”, llamada así por la exclamación de una turista asombrada por la aparición ante sus ojos de esa maravilla natural; “Lagartera”, porque permite el descanso de estos animales; “Cueva de León”, donde se dice que este felino atacó y devoró una vaca; “Paredón el Chiclero”, rodeado de muchos árboles de chicozapote del que se sale una natural goma de mascar, y “Los Pijijis”, porque ahí descansan y se alimentan cientos de estas aves.

Además, por supuesto, de “Linda Vista”, visitada por alrededor de 30 mil personas sólo en Semana Santa 2005; “Agua Tinta”, “Angostura”, “Bosque Azul”, “Buena Vista”, “Buenos Aires”, “Bugambilia”, “Cidralcito”, “La Ceiba”, “El Descanso”, “Dos de Octubre”, “La Escondida”, “Esquipulas”, “Flor de Jushal”, “Flor de Limón”, “Flor de Mayo”, “Flor de Zapotes”, “Los Fresnos”, “Hermanos García”, “El Ixthal”, “La Libertad”, “ De los Llanos”, “El Nilar”, “Cueva Linda”, “Orquídea”, “El Palmar”, “El Paraíso”, “El Reposo”, “El Rincón”, “Los Sabinos”, “Senegal”, “ Las Violetas” y otras más.


El turista también puede apreciar el Cenote Sagrado, con un área de 17 por 45 metros y profundidad de 5 metros, ahí están dibujadas y labradas en piedra caras humanas sobre relieve, no se sabe si fueron los mayas u otros grupos humano quienes se hayan asentado en el lugar antes que ellos, los autores de esos trabajos artísticos.
Cascadas y ríos…

Dos cascadas se pueden encontrar a lo largo de 6 distintos ríos, cuyos nombres son “Pequeño Rancherito”, “Mango-Amates” o “Río Bravo”, “Alfaro Gómez”, “Grande de Alvarado”, “Jomanil” y “Morales Rodríguez”, los cuales al unirse forman el “Río Lagartero”, otro atractivo turístico colindante, que desemboca en el río Grijalva.

En algunos arroyos pequeños aparecen los “perritos de agua” de distintos colores; los hay canelos y amarillos, apreciados por sus pieles finas; estos animales juguetean entre sí, aúllan como el perro y se alimenta de cangrejos y peces.

Islas de descanso…

Al ser un territorio pequeño, con más 200 hectáreas de aguas dulces, entre ríos, riachuelos, lagunas y pantanos, las escasas 82 hectáreas de terreno son verdaderos islotes, algunos más parecidos a penínsulas en pequeño, convertidos en puntos panorámicos para contemplar los lagos de distintos colores, extensiones y profundidades.

Por lo pintorescos, algunos han sido ya bautizados con los nombres de “Los Altos”, el “Cementerio Maya” donde se encontró un caja con un cuerpo de un antiguo maya con piedra finamente labrada, “La Ribera”, “El Cenote Sagrado”, “Maya-Catán”, “Maya-Colinas”, “Maya-Durán”, “Maya-Huela”, “El Panorama”, “Los Montículos”, “La Isla Arqueológica”, “Los Paseos”, “Maya-Linda”, “Maya-Llamas”, “Maya-Nacom” y “Maya-Quistan”.

Estos son puntos de tierra firme existentes entre laguna y laguna o entre río y río, algunas de estas islas miden cientos de metros de largo, pero con escasos metros de ancho, con una separación de hasta 6 pasos.

Ruinas arqueológicas mayas…


El guía de turistas fue el presidente de la sociedad “Riberas del Lagartero”, Mario García Pérez, quien nos condujo a la zona arqueológica Maya “El Lagartero”, con sus 6 pirámides, el juego de pelota y decenas de construcciones precolombinas, todo rodeado por 7 lagunas de distintos colores.

Con trabajos pendientes de rescate, además de la necesidad de la construcción de andadores, puentes y vados para el paso de vehículos, el lugar, dice Don Mario García Pérez, fue ocupado y posteriormente abandonado por el antiguo imperio Maya en los años 317 al 987 de nuestra era, pero vuelto a ocupar por 33 familias provenientes de Rodulfo Figueroa, municipio de La Trinitaria, en el año de 1971.

En la zona, dice García Pérez, se han encontrado piedras de moler, flautas de barro macizo, huesos humanos, platos de jade, entre otros restos y manifestaciones de la cultura Maya.

Por cierto, a escasos mil metros de ahí aparece la línea divisoria con Guatemala, con territorio del Departamento de Huehuetenango, con el que, inclusive, se comparte una laguna conocida con el nombre de Unión Extranjera, además de 4 kilómetros y medio de tierra firme.

Protección de flora y fauna…

El concepto ecoturístico de “Lagunas de Colón” derivó precisamente de la falta de tierras donde laborar. Algunos de los primeros pobladores, de hecho, decidieron abandonar el lugar y buscar mejor suerte en otros sitios.

Las 32 familias que actualmente habitan el lugar han aprendido que la riqueza de sus ríos, lagunas, riachuelos, pantanos, con su flora y fauna, debe preservarse para disfrute del turista nacional e internacional, y para mantener el equilibrio ecológico de la región.

Ante ello, desde tiempo atrás han creado distintas reglas que prohíben la pesca con bomba o tarraya, pero sí se permite con anzuelo, e inclusive han depositado en las aguas miles de crías de tilapia, con el apoyo del Gobierno del Estado.

También, por supuesto, está prohibido el uso de armas de fuego o deportivas, además de la realización de fogatas junto a las raíces de los árboles, para la preservación de sus recursos naturales.

Cascadas El Chiflón, una maravilla para el mundo

martes, 23 de octubre de 2007




Tzimol, Chiapas.- “Velo de Novia” es una majestuosa caída de agua de 120 metros de altura; forma parte de una serie de 8 cascadas de “El Chiflón”, centro turístico ubicado en el municipio de Tzimol.

El río San Vicente, que tiene su origen en el lugar conocido como Ojo de Agua, en la cabecera municipal de Tzimol, en su trayecto hacia la Depresión Central forma cascadas dentro de las que destacan cuatro, de las cuales una tiene una aproximación de 120 metros altura, formando varias figuras, un atractivo natural y turístico.

Esta maravilla de la naturaleza se encuentra a 32 kilómetros de la cabecera municipal de Comitán y forma parte del recorrido turístico Depresión Central Camino Real, Siglo XVI, que incluye Copanaguastla, Ojo de Agua y La Rejoya.

Se llama “El Chiflón”, pero tiene muchos chiflones; su murmullo se oye a lo largo de los 970 escalones que conducen hasta el Velo de Novia, admirado por alrededor de 50 mil visitantes, nacionales y extranjeros, tan solo en el periodo vacacional de Semana Santa.

80 vigilantes cuidan la seguridad de los cerca de mil turistas que, diariamente en este período, arriban al lugar que oferta diversidad de servicios.

Genaro Jiménez Cantoral, de la Sociedad Cooperativa San Cristobalito, enseña orgulloso los cientos de senderos que nos salen al paso; éstos van desde los andadores a las cristalinas aguas del Río San Vicente, luego convertidas en verde turquesa, conforme aumenta su profundidad.

A lo largo de todo el trayecto, desde que inicia el recorrido, se disfruta del mágico canto de las aves.

“Es un lugar de ensueño, ideal para traer a la novia en luna de miel y descubrir juntos, al día siguiente, la increíble belleza de una verde mañana”, expresa, poético, Jiménez Cantoral.
De las ocho cascadas se encuentra, primero, “El Suspiro”, de unos 25 ó 30 metros de altura, y el nombre parece derivar de esa reacción natural del cuerpo cuando el hombre se enfrenta a lo sublime.

Más allá aparece el “Ala de Ángel”, la segunda cascada anunciada, de unos 60 ó 70 metros de altura.

Tres Caídas, de tres metros cada una, es el siguiente espectáculo natural que ofrece al turista el Río San Vicente; éste, por cierto, descarga con sus macabíes en el Río Grijalva, en la Presa de la Angostura, pero aquí, maravilla al visitante.


Y, finalmente, luego de subir los cerca de mil escalones, contando los que conducen a cada uno de los miradores, pozas y remansos, se llega a la cascada mayor, “Velo de Novia”, recibiendo a la visita con su eterno rocío, su imperecedero murmullo, con la mítica historia de una sirena que ahí, con su canto, enloquecía a los hombres, donde el viaje se corta en forma abrupta ante lo majestuoso de la caída de agua, desprendida 120 metros arriba, en el peñasco.

Y, ciertamente, es casi imposible transitar por el sendero y evitar al mismo tiempo la necesidad inapelable de tocar el agua, de llevársela con ambas manos al rostro o mojarse con ella los cabellos, con las aguas de las pozas y remansos.

El mágico hechizo de la montaña nos invita a seguir por los caminos rústicos que conducen a la quinta, sexta, séptima y octava cascadas, pero para ese trayecto habrá que esperar a que se construyan nuevos andadores, con otros mil metros de camino, de este mágico México de Chiapas, convertido en lugar ideal para todo aquel que quiera llenarse de cielo o de nube los pulmones, o exponer su rostro a la caricia de la brisa y la espuma, o zambullirse sin más en las tranquilas aguas verde turquesa de los remansos y las pozas que se forman al pie de los chiflones, aunque no del “Velo de Novia”, porque ahí, dicen los abuelos, aparece la sirena, quien se baña y canta y con su canto enloquece a los hombres.



Leyendas de la cascada

José Domingo Jiménez González, otro de los acompañantes, aprovecha el regreso para contar historias que se dicen y perviven a lo largo de los años, contadas por los abuelos a los padres y éstos a sus hijos.

Dice que el nombre de “El Chiflón” se originó porque los abuelos decían que cuando corre el aire las cascadas comienzan a chiflar, y al tratarse de 8 caídas de agua en medio de un alto cerro, se escucha entonces un gran chiflón, y este nombre toma ese atractivo turístico y el cerro.

En una cascada, se dice igualmente, existe una huerta subterránea con frondosos árboles frutales, aunque, nadie, por supuesto, ha localizado si está al interior de la cascada “El Suspiro”, “Ala de Ángel” o la mismísima “Velo de Novia”.

Contaba un señor, hace muchísimos años, que al entrar a buscar animales vio una sirena en la cascada mayor, “Velo de Novia”, donde se estaba bañando, cantando maravillosamente y hechizando a los hombres con su canto.

Otros recuerdan que los días 12 de diciembre, el día de la Virgen de Guadalupe, se escuchaban rumores de gentes con tambores y pitos, en ceremonia dedicada a la Patrona de México.

Finalmente, relata don José Domingo Jiménez, está el templo antiguo, vigente aún y a la vista de los turistas, pero se dice que esta arquitectura formaba parte de un recorrido, y el templo sirvió durante siglos, como un espacio para el descanso y la oración, para después continuar por el largo Camino Real Chiapas – Guatemala, que funcionó en el Siglo XVI de nuestra época.



Ecoturismo en Chiapas



Lo que no es fantasía es la increíble y natural belleza del lugar, donde los pobladores de San Cristobalito (fundado en 1996) han llegado a asimilar muy bien el concepto del ecoturismo, pues tienen la certidumbre de que, en este caso, sólo preservando los recursos naturales del cerro “El Chiflón” y los existentes en los lugares circundantes podrán aspirar a mantener y, aún, mejorar sus condiciones de vida.

Esa es ya la convicción de los 30 ejidatarios y sus familias, quienes aportan un total de 80 personas para la atención, cuidado, protección y mejoría del ecosistema existente en las 150 hectáreas del gran proyecto de “El Chiflón”, que inició operaciones en diciembre del año 2000.
Así, trabajando en forma comunal, a base de consensos, continúan disfrutando y ofreciéndole al mundo el verde turquesa de las aguas del Río San Vicente, la fresca sombra de los altísimos árboles de chicozapote, talcoit, zapote negro y el mulato.

También, por supuesto, de la grata presencia del venado, el tejón, la ardilla, la iguana, el armadillo, las palomas y hasta del zorrillo, a quienes cuidan y protegen los habitantes de la comuna.


Servicios para el turismo
En esta maravilla natural el paseante encuentra una gran cantidad de servicios.
En 1999 sólo se contaba con una brecha rústica de acceso al lugar, sin embargo hoy a El Chiflón se llega en auto hasta un amplio estacionamiento, donde se encuentra la plazoleta central, con un empedrado impecable.
Al arribar y a lo alto aparece el restaurante; junto a éste una palapa de Usos Múltiples, propio para eventos especiales o turismo de negocios, con capacidad para 200 personas.
Los amantes de la ecología y la convivencia con el entorno natural pueden utilizar aquí el servicio de hospedaje con cabañas muy bien acondicionadas para un relajante descanso, sin alterar el entorno.
Por supuesto, se encuentra también una tienda de artesanías con productos de Comitán, San Cristóbal de las Casas y Chiapa de Corzo, donde se puede adquirir desde ropa bordada, playeras, sombreros o artesanía en madera.
También está el módulo de venta de aguas frescas, sanitarios, 20 palapas unifamiliares y dos dúplex, cabañas al interior de la montaña y a lo largo del recorrido, con sus respectivos asadores, siempre a la orilla de las aguas color verde turquesa del Río San Vicente.
Además de poder practicar el senderismo en este mágico México chiapaneco los visitantes también tienen la alternativa de conocer las pinturas rupestres o las ruinas arqueológicas aún sin reconstruir o, si lo prefieren, el Templo Antiguo que data del año 600 de nuestra era.

Por eso a esta maravilla del mundo natural lo han visitado miles de paseantes de Canadá, los Estados Unidos de Norteamérica, Noruega, Brasil, Francia, Checoslovaquia, Holanda, Suiza, India, Argentina, Guatemala, Paraguay, China, Japón, entre otros.
Este bello centro turístico, de impresionantes cascadas y bellísimos paisajes, está a unos 30 minutos de la ciudad de Comitán, tiene una altitud de 600 metros sobre el nivel del mar y cuenta con un clima cálido.

Se localizan muy cerca del nuevo poblado Benito Juárez, dentro del Camino Real Chiapas-Guatemala, que funcionó en el Siglo XVI de nuestra era, y fueron los habitantes de este lugar quienes, organizados, gestionaron apoyos ante los gobiernos municipal y del estado para un proyecto turístico, como alternativa para mejorar sus condiciones de vida, a la vez que ofrecerle al mundo la belleza indescriptible de las Cascadas, el río y el bosque de “El Chiflón”.

En este proyecto hombres, mujeres, niños y personas de la tercera edad han sido los actores principales, a cada uno se le asigna distintas actividades, aplicando la capacitación continua que se les brinda y que han sabido aprovechar al máximo.

“Las Nubes”, paraíso de Chiapas

miércoles, 10 de octubre de 2007



DISRAELI E. ÁNGEL CIFUENTES

Maravilla Tenejapa, Chiapas.- “Causas Verdes Las Nubes”, el centro ecoturístico más exitoso de Chiapas en los últimos años, es una maravilla natural enclavada en la zona de La Selva Lacandona, en el municipio de Maravilla Tenejapa.

A una distancia de 120 kilómetros de Comitán, por la carretera fronteriza, este centro ecoturístico tiene como principal atractivo el caudaloso río Santo Domingo.

Al arribar, el paseante se encuentra primero con el impresionante color turquesa de sus aguas, derivado de la disolución de la roca de cal con el carbonato de calcio, de la enorme cantidad de nutrientes entre algas y diversos microorganismos presentes.

Según lo explica el biólogo Víctor Hugo Hernández Obregón, al color de este río, en general, contribuye también la vida orgánica particular presente en su interior, aunado a la refracción de la luz solar y de la vegetación que lo acompaña a lo largo de su recorrido.

Pero, además, cuenta con una gran cantidad de balnearios naturales, de distintas profundidades y extensiones, con lirios, arbustos, orquídeas y una diversidad de flores adornándolo.

En el recorrido río abajo, partiendo del ejido “Las Nubes”, el turista encuentra a su paso una gran cantidad de caídas de agua, de diferentes tamaños, generando con su permanente golpeteo un arco iris al alcance de la mano del paseante, para tomarse la foto con él o para saltarlo, como a una cuerda multicolor.

Río abajo los rápidos permiten la práctica del raffting, como una alternativa para la diversión, particularmente para quienes disfrutan de este deporte.
Pero, en el paseo a pie, otros atractivos se presentan a la vista del paseante, entre ellos los sumideros de agua, incluyendo la llamada “licuadora”, capaz de jalar, a grandes velocidades, miles de metros cúbicos de agua por segundo, con todo lo que encuentre a su paso.

Más adelante aparece una caída de agua, semejante a una límpida cortina blanca, conocida como “Cascadas Las Golondrinas”, porque estas aves juguetean ahí, al amparo de ese manto de agua y la cueva donde, además, algunas tienen su nido.
“El Cañón del Arco Iris”, apreciable en las mañanas cuando el río amanece con mayores volúmenes de agua, toma su nombre precisamente de esa argolla multicolor, cuando fuertes chorros azotan contra las rocas y se convierten en brisa, descomponiendo ésta a la luz solar.

El Río Santo Domingo un buen día se encontró con una enorme peña a su paso, pero la fuerza de su caudal se impuso, rompiendo el peñasco, naciendo así el “Cañón Peña Alta”, donde se forma un arco rocoso, cediéndole el paso a las aguas caudalosas, con todos sus millones de macabíes, mojarras, pejes de hasta 12 kilogramos de peso, bagres, pichinchas y nutrias, entre otras especies acuíferas.

En la parte alta de este cañón, sobre el cerro, aparecen dos cedros frondosos, asidos de las grietas de las peñas, sólo accesibles a quienes saben practicar del rappel, o ni para éstos, conocido por eso como el mirador de “Los Cedros Intocables”.
Sin embargo, para acceder al mirador de “Los Cedros Intocables” el paseante debe abandonar la ribera del río y meterse a la montaña, en plena Selva Lacandona, por caminos rústicos, aunque transitables, siempre con las medidas de precaución necesarias.

Experiencia inolvidable…

Así, el paseante inicia una experiencia más, practicando el senderismo, conociendo de cerca animales diurnos como los tucanes, pericos, loros chachalacas, pollas de monte, azulejos, colibríes, pinzones, o cuadrúpedos como el tejón (que anda en manadas), jabalíes, andasolos (tejón adulto mayor) e inclusive algunos ejemplares de los cenzos, o coche de monte tamborero, el animal más atacante de la zona, hoy un poco más alejado del lugar.
Otros animales susceptibles de encontrar son el jaguar, el puma, ocelote, tepezcuintle, y aves como el tucán, la pava y la cocolita.

También, se escucha el trinar de las aves, el lenguaje de los chiflones, las caídas de agua y de los imponentes rápidos, hasta arribar al mirador “Vista Hermosa”, el lugar más alto del peñasco a donde el paseante puede llegar, para descubrir, maravillado, cómo el caudaloso río se bifurca y enrolla con sus dos brazos al verde islote, acompañado éste de sendas playas a los lados, con sus iguanas verdes que, ahí, junto al arenal, depositan sus huevos que un día habrán de dar a luz a un nuevo ejemplar del animal.

Una parte del recorrido termina aquí, pero el turista igual puede cruzar al otro lado del río, a través del puente colgante, e inclusive acceder a las playas avistadas desde el mirador “Vista Hermosa”, saltar de piedra en piedra, bañarse, lanzarse en clavados, disfrutar de los rápidos más indulgentes, o pescar con la caña y el anzuelo un peje o cualquier variedad de mojarra.
Historias de vida con causas verdes…

El guía de turista, esta vez, es un personaje que arribó a la ribera del Río Santo Domingo el 25 de abril de 1977, emigrando de la Sierra Madre de Chiapas, donde no encontró un pedazo de tierra para laborar.


Es Don Adulfo Vázquez Morales, quien caminó 50 kilómetros a pie, cargando maleta y víveres, procedente del ejido Las Chicharras, municipio de Bella Vista.

Con trabajo y organización, 28 años después tiene un proyecto de vida ligado a la conservación de la flora y la fauna, de los bosques y montañas, de la ribera del Río Santo Domingo con sus miríadas de peces y su gran colorido.

“Nosotros vimos que esta tierra también tenía riqueza: el río, las cascadas, “las caiditas”, los tepezcuintles, mapaches, venados, el micodenoche o godoy, el andasolo, el armadillo, las garzas morenas, lechuzas, tecolotes, palomas, la gran variedad de murciélagos incluyendo al vampiro o las mariposas, ronrones, escarabajos, saltamontes y otros animales diurnos”.


Orígenes…

También don Emilio Jerónimo Mauricio, el presidente de la Sociedad de Solidaridad Social Causas Verdes Las Nubes, le entra a los recuerdos y al recuento de su lucha para arribar al hoy más exitoso proyecto ecoturístico.

“En 1977 se formó este ejido, en 1980 quedó registrado con gente de la etnia mame, mayoritariamente proveniente de la Sierra Madre de Chiapas, antes sólo se entraba a pie, a caballo o en avioneta, nos golpeaba mucho la enfermedad del paludismo y ni dónde conseguir una pastilla”, rememora.

“Algunos regresaron de donde vinieron, otros no desesperamos y, junto a la agricultura para autoconsumo, comenzamos a ver al turista asomándose, extranjeros mochileros de Canadá, Holanda, Bélgica, España. Unos venían en avionetas con sus cayaques que se inflan, subían a las playas, algunos le ponían sus motores”.

“La gente nuestra se acercaba, llevaba una gallina criolla debajo del brazo, la preparaban en caldo para que comieran, y regresaban con cien o 200 pesos. Se vio que había oportunidad de generar ingresos. Así nació la idea, que sólo fructificó con mayor organización y trabajos de gestoría ante las instancias de gobierno”.

“En el 2001 pudimos trabajar quienes tuvimos el concepto y la iniciativa, nos constituimos en organización, empezamos a solicitar recursos, 24 socios integramos la Sociedad de Solidaridad Social “Causas Verdes las Nubes”


nversión millonaria a la zona…


El gobierno estatal, a través de la Secretaría de Turismo, invierte más de 5 millones de pesos para la construcción de 6 cabañas más, la instalación de piso de laja, remodelación de baños con puertas rústicas y plafones de caña brava, pues se trata de un parque por naturaleza, no hay nada artificial. La SECTUR está respetando las peñas y peñascos dentro de las cabañas, los árboles del derredor, los helechos y begonias, conforme con el estudio del impacto ambiental realizado con anterioridad.

También se construyen andadores de tablón en todas las cabañas, colocación de lámparas, otros andadores con piedra, gravilla y maderas de la región. Las cabañas tendrán una cama matrimonial, una individual, un baño integrado con agua a temperatura ambiente y una tina de hidromasaje.

Este es un río no contaminado, que inclusive ha servido para consumo humano, ya que ninguna comunidad lo utiliza para desechar sus aguas negras.

Amanecer con el sonido de la naturaleza

Don Emilio Jerónimo señaló que el placer de visitar “Causas Verdes Las Nubes” es disfrutar de un amanecer con el sonido de la naturaleza, el lema de la organización y de este centro vacacional ecoturístico, pues aquí el turista despierta con el canto de las aves, el murmullo de la cascada y del medio ambiente.

Por ello, agrega, se han establecido normativas para los visitantes, que incluye la hora de dormir, regulado para no afectar a los demás, no tirar basura en el sendero, no recolectar plantas, apagar la luz a las diez de la noche, no circular después de esa hora y no introducir armas de fuego o deportivas. Transgredir esas normas implica hacerse acreedores de una sanción.



“La mayoría de nuestros visitantes vienen con el fin de descansar, ver el anochecer del lugar, para despertar al día siguiente con una mente sana, respirando el aire puro de las aproximadamente mil 800 hectáreas de selva virgen”.

RECORRIDO EN LANCHA para llegar a LAS PALMAS (Municipio de Acapetagua) -1_2-