DISRAELI E. ÁNGEL CIFUENTES
Maravilla Tenejapa, Chiapas.- “Causas Verdes Las Nubes”, el centro ecoturístico más exitoso de Chiapas en los últimos años, es una maravilla natural enclavada en la zona de La Selva Lacandona, en el municipio de Maravilla Tenejapa.
A una distancia de 120 kilómetros de Comitán, por la carretera fronteriza, este centro ecoturístico tiene como principal atractivo el caudaloso río Santo Domingo.
Al arribar, el paseante se encuentra primero con el impresionante color turquesa de sus aguas, derivado de la disolución de la roca de cal con el carbonato de calcio, de la enorme cantidad de nutrientes entre algas y diversos microorganismos presentes.
Según lo explica el biólogo Víctor Hugo Hernández Obregón, al color de este río, en general, contribuye también la vida orgánica particular presente en su interior, aunado a la refracción de la luz solar y de la vegetación que lo acompaña a lo largo de su recorrido.
Pero, además, cuenta con una gran cantidad de balnearios naturales, de distintas profundidades y extensiones, con lirios, arbustos, orquídeas y una diversidad de flores adornándolo.
En el recorrido río abajo, partiendo del ejido “Las Nubes”, el turista encuentra a su paso una gran cantidad de caídas de agua, de diferentes tamaños, generando con su permanente golpeteo un arco iris al alcance de la mano del paseante, para tomarse la foto con él o para saltarlo, como a una cuerda multicolor.
Río abajo los rápidos permiten la práctica del raffting, como una alternativa para la diversión, particularmente para quienes disfrutan de este deporte.
Pero, en el paseo a pie, otros atractivos se presentan a la vista del paseante, entre ellos los sumideros de agua, incluyendo la llamada “licuadora”, capaz de jalar, a grandes velocidades, miles de metros cúbicos de agua por segundo, con todo lo que encuentre a su paso.
Más adelante aparece una caída de agua, semejante a una límpida cortina blanca, conocida como “Cascadas Las Golondrinas”, porque estas aves juguetean ahí, al amparo de ese manto de agua y la cueva donde, además, algunas tienen su nido.
“El Cañón del Arco Iris”, apreciable en las mañanas cuando el río amanece con mayores volúmenes de agua, toma su nombre precisamente de esa argolla multicolor, cuando fuertes chorros azotan contra las rocas y se convierten en brisa, descomponiendo ésta a la luz solar.
El Río Santo Domingo un buen día se encontró con una enorme peña a su paso, pero la fuerza de su caudal se impuso, rompiendo el peñasco, naciendo así el “Cañón Peña Alta”, donde se forma un arco rocoso, cediéndole el paso a las aguas caudalosas, con todos sus millones de macabíes, mojarras, pejes de hasta 12 kilogramos de peso, bagres, pichinchas y nutrias, entre otras especies acuíferas.
En la parte alta de este cañón, sobre el cerro, aparecen dos cedros frondosos, asidos de las grietas de las peñas, sólo accesibles a quienes saben practicar del rappel, o ni para éstos, conocido por eso como el mirador de “Los Cedros Intocables”.
Sin embargo, para acceder al mirador de “Los Cedros Intocables” el paseante debe abandonar la ribera del río y meterse a la montaña, en plena Selva Lacandona, por caminos rústicos, aunque transitables, siempre con las medidas de precaución necesarias.
Experiencia inolvidable…
Así, el paseante inicia una experiencia más, practicando el senderismo, conociendo de cerca animales diurnos como los tucanes, pericos, loros chachalacas, pollas de monte, azulejos, colibríes, pinzones, o cuadrúpedos como el tejón (que anda en manadas), jabalíes, andasolos (tejón adulto mayor) e inclusive algunos ejemplares de los cenzos, o coche de monte tamborero, el animal más atacante de la zona, hoy un poco más alejado del lugar.
Otros animales susceptibles de encontrar son el jaguar, el puma, ocelote, tepezcuintle, y aves como el tucán, la pava y la cocolita.
También, se escucha el trinar de las aves, el lenguaje de los chiflones, las caídas de agua y de los imponentes rápidos, hasta arribar al mirador “Vista Hermosa”, el lugar más alto del peñasco a donde el paseante puede llegar, para descubrir, maravillado, cómo el caudaloso río se bifurca y enrolla con sus dos brazos al verde islote, acompañado éste de sendas playas a los lados, con sus iguanas verdes que, ahí, junto al arenal, depositan sus huevos que un día habrán de dar a luz a un nuevo ejemplar del animal.
Una parte del recorrido termina aquí, pero el turista igual puede cruzar al otro lado del río, a través del puente colgante, e inclusive acceder a las playas avistadas desde el mirador “Vista Hermosa”, saltar de piedra en piedra, bañarse, lanzarse en clavados, disfrutar de los rápidos más indulgentes, o pescar con la caña y el anzuelo un peje o cualquier variedad de mojarra.
Historias de vida con causas verdes…
El guía de turista, esta vez, es un personaje que arribó a la ribera del Río Santo Domingo el 25 de abril de 1977, emigrando de la Sierra Madre de Chiapas, donde no encontró un pedazo de tierra para laborar.
Es Don Adulfo Vázquez Morales, quien caminó 50 kilómetros a pie, cargando maleta y víveres, procedente del ejido Las Chicharras, municipio de Bella Vista.
Con trabajo y organización, 28 años después tiene un proyecto de vida ligado a la conservación de la flora y la fauna, de los bosques y montañas, de la ribera del Río Santo Domingo con sus miríadas de peces y su gran colorido.
“Nosotros vimos que esta tierra también tenía riqueza: el río, las cascadas, “las caiditas”, los tepezcuintles, mapaches, venados, el micodenoche o godoy, el andasolo, el armadillo, las garzas morenas, lechuzas, tecolotes, palomas, la gran variedad de murciélagos incluyendo al vampiro o las mariposas, ronrones, escarabajos, saltamontes y otros animales diurnos”.
Orígenes…
También don Emilio Jerónimo Mauricio, el presidente de la Sociedad de Solidaridad Social Causas Verdes Las Nubes, le entra a los recuerdos y al recuento de su lucha para arribar al hoy más exitoso proyecto ecoturístico.
“En 1977 se formó este ejido, en 1980 quedó registrado con gente de la etnia mame, mayoritariamente proveniente de la Sierra Madre de Chiapas, antes sólo se entraba a pie, a caballo o en avioneta, nos golpeaba mucho la enfermedad del paludismo y ni dónde conseguir una pastilla”, rememora.
“Algunos regresaron de donde vinieron, otros no desesperamos y, junto a la agricultura para autoconsumo, comenzamos a ver al turista asomándose, extranjeros mochileros de Canadá, Holanda, Bélgica, España. Unos venían en avionetas con sus cayaques que se inflan, subían a las playas, algunos le ponían sus motores”.
“La gente nuestra se acercaba, llevaba una gallina criolla debajo del brazo, la preparaban en caldo para que comieran, y regresaban con cien o 200 pesos. Se vio que había oportunidad de generar ingresos. Así nació la idea, que sólo fructificó con mayor organización y trabajos de gestoría ante las instancias de gobierno”.
“En el 2001 pudimos trabajar quienes tuvimos el concepto y la iniciativa, nos constituimos en organización, empezamos a solicitar recursos, 24 socios integramos la Sociedad de Solidaridad Social “Causas Verdes las Nubes”
nversión millonaria a la zona…
El gobierno estatal, a través de la Secretaría de Turismo, invierte más de 5 millones de pesos para la construcción de 6 cabañas más, la instalación de piso de laja, remodelación de baños con puertas rústicas y plafones de caña brava, pues se trata de un parque por naturaleza, no hay nada artificial. La SECTUR está respetando las peñas y peñascos dentro de las cabañas, los árboles del derredor, los helechos y begonias, conforme con el estudio del impacto ambiental realizado con anterioridad.
También se construyen andadores de tablón en todas las cabañas, colocación de lámparas, otros andadores con piedra, gravilla y maderas de la región. Las cabañas tendrán una cama matrimonial, una individual, un baño integrado con agua a temperatura ambiente y una tina de hidromasaje.
Este es un río no contaminado, que inclusive ha servido para consumo humano, ya que ninguna comunidad lo utiliza para desechar sus aguas negras.
Amanecer con el sonido de la naturaleza
Don Emilio Jerónimo señaló que el placer de visitar “Causas Verdes Las Nubes” es disfrutar de un amanecer con el sonido de la naturaleza, el lema de la organización y de este centro vacacional ecoturístico, pues aquí el turista despierta con el canto de las aves, el murmullo de la cascada y del medio ambiente.
Por ello, agrega, se han establecido normativas para los visitantes, que incluye la hora de dormir, regulado para no afectar a los demás, no tirar basura en el sendero, no recolectar plantas, apagar la luz a las diez de la noche, no circular después de esa hora y no introducir armas de fuego o deportivas. Transgredir esas normas implica hacerse acreedores de una sanción.
“La mayoría de nuestros visitantes vienen con el fin de descansar, ver el anochecer del lugar, para despertar al día siguiente con una mente sana, respirando el aire puro de las aproximadamente mil 800 hectáreas de selva virgen”.
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