DISRAELI E. ÁNGEL CIFUENTES
La maestra Malú Puig Albores decidió celebrar su cumpleaños en la maravilla natural comiteca conocida como Uninajab, bello manantial ubicado a
12 kilómetros de Comitán.
Más bien a ella la llevaron allá sus compañeros de la Unidad de Apoyo a la Educación Regular (USAER 04), para verla chapucear en traje de baño, o de Eva.
La idea era divertirse entre cuates, tomar los tragos, las chelas, los refrescos o agua natural, de la que abunda en el precioso lugar, limpia, transparente.
Llegamos al lugar donde precisamente se ve nacer el ojo de agua, junto a un enorme árbol de amate, de fresca sombra.
Luego, luego queríamos echarnos el chapuzón, pero nos ganó el deseo de contemplar el recorrido, ladera abajo, de ese río tan consentido por los casi cien habitantes de San Francisco Uninajab, particularmente por Don Rafael David Aguilar López, Presidente de la sociedad “Desarrollo Turístico Uninajab”, quien nos dio la bienvenida, bajo un frondoso amate, justo ahí donde nace el río con agua limpia y pura:
“Los habitantes de esta hermosa comunidad les damos una calurosa bienvenida y les pedimos nos ayuden a mantener limpio este lugar, regalo de nuestro padre supremo”, dijo.
Y el agua es, en verdad, transparente, límpida.
Al fondo de las pozas se ve con claridad las piedras, algas, peces, y se dibujan las ramas de un amate generoso con el paseante, con su sombra. Sus hojas y las de sus vecinos, los sedientos sabinos, emiten un barullo ante la visita.
Y a los lados se observan hombres rehabilitando el acceso principal, construyendo andadores, palapas, puentes y cobertizos, a cargo del ayuntamiento municipal de Comitán, con inversión de 2 millones y medio de pesos. Nuestro paseo sigue, río abajo.
Alguien tiró un pedazo de manguera que se observa el fondo del río, pronto Don Rafael mandará sacarla o lo hará personalmente.
El riachuelo es profundo en algunas partes, como para nadar como lo hace Michael Phelps o Mark Spitz, o estilo chuchito, como dicen en mi tierra, pero disfrutando al fin el fresco
manantial. Qué envidia vivir aquí. Con razón los “millonetas” de Comitán, todos, tienen casa de descanso en San Francisco Uninajab. Es un paraíso.
Por eso, quizá, todos deseábamos mirar a la Malú en traje de Eva, para ser su Adán y recibir de sus manos una manzana, mientras una serpiente nos incitara al pecado.
El aire fresco agitaba a los árboles de los lados, arrancándole sus hojas, ya en plena primavera, y dibujaban también pequeñísimas olas en las aguas, diáfanas, límpidas.
Más allá aparecen pequeños chiflones, con su tradicional espuma en color blanco; son curiosas caídas de agua, revoltosas, juguetonas, y no dejan de hacerle cosquillas al bañista.
A lo largo del camino, río abajo, se forman tantas albercas naturales, de diferentes profundidades, para los papás y para los hijos, para los inquietos y los sosegados.
Quien lo prefiera puede zambullirse ahí donde está la poza con fondo verde, acostarse allá donde juguetean las níveas espumas para quien quiera ser blanca, cual negrita cucurumbé, o simplemente meterse debajo del chorro, también claro.
De pronto, delante nuestros ojos, la poza verde se bifurca en varios ramales; un pequeño arroyo se dirige hacia la izquierda para ir a formar otra laguna de color, otros hacen lo propio hacia la derecha con la misma intención, y uno más por el centro para enseñarle a los demás el camino, a quienes pareciera decirles que se reunirán más adelante, para el disfrute del mundo.
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¿De dónde viene tanta agua? ¿En verdad Dios mandó este regalo para sus hijos de Uninajab? ¿Por qué sólo a ellos?
Bueno, aún así se agradece tanta belleza y frescura, porque, comitecos o no, todo mundo puede llegar aquí, a disfrutar con la novia, con la esposa y los hijos, con el abuelo dormilón, o con quien quiera.
Mientras continuamos la caminata, una romántica pareja aparece a la vista salpicándose agua, hasta que ella se rinde, sometida y feliz. ¿Qué importa si la economía mundial vive una fuerte crisis? ¿O si las Águilas del América y Las Chivas no repuntan?
Las albercas naturales siguen apareciendo a diestra y siniestra, con agua que fluye, fresca, diáfana, en un lugar que, a pesar de todo, aún no se contamina, pues las mujeres y hombres del lugar, particularmente los integrantes de la sociedad “Desarrollo Turístico Uninajab”, saben que de ahí depende el futuro de sus hijos y nietos.
Otros paseantes disfrutan de alguna comilona, unos más de botanas y cervezas, mientras el agua sigue viajando, por las laderas, hasta llegar a la Presa de la Angostura.
Nosotros decidimos regresar a la alberca de la Rosy Flores, donde nos esperan los colegas, seguramente arrugados de los pies y las manos por tanta agua.
Antes visitamos la Laguna de Coilá, profunda, irresistible.
Jóvenes entusiastas suben a la parte más alta de una colina para lanzarse en clava
dos de ocho metros de altura, para después salir nadando a las orillas.
Mientras tanto, la hija de Paty Díaz, la bella Fey, decide seguir en la piscina, aunque se enfríe la comida y su piel se arrugue toda. Los demás, ya con chamarra o suéter, por viejitos, nos lanzamos a las francachelas, para recuperar energías.
¡Feliz Cumpleaños, Malú!.
1 comentarios:
que bonito es uninajab, pensar que este 2 de abril precisamente mi hermana me invito a su cumpleaños, pero no pude asistir, por cuestiones ajenas a mi.
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